Historia

PREHISTORIA

prova

El inicio del poblamiento en Menorca tiene lugar a partir del III milenio a.C., en el Calcolítico. Las primeras evidencias materiales de cierta entidad pertenecen a la Edad del Bronce y corresponden a reducidas comunidades poco jerarquizadas que se asientan de manera estable en pequeñas aldeas de cabañas, con una economía basada en la agricultura, la ganadería, la caza y la recolección, y con creencias y rituales funerarios propios.

Entre el II y el I milenio a.C. se produce un cambio cultural que da lugar a la cultura talayótica, que perdura hasta la conquista romana. Durante este periodo se experimenta un importante crecimiento demográfico y la población, altamente jerarquizada y muy compleja desde el punto de vista cultural, se concentra en grandes poblados amurallados y utiliza las grandes necrópolis de hipogeos para sus enterramientos. A esta fase corresponde la construcción de los talayots, el elemento más significativo y que da nombre a esta cultura, destinados, supuestamente, a la vigilancia y el control del territorio en un marco económico de tipo agrícola-ganadero.

En Menorca no se asienta ninguna colonia fenicio-púnica, si bien es cierto que se establece un fuerte intercambio comercial entre indígenas y colonos cuando los fenicios se establecen en Ibiza, que se refuerza en su fase púnica, a partir del siglo V a.C., al quedar Menorca inmersa en su área de influencia comercial. A partir del siglo III a.C., la cultura talayótica se ve enriquecida por la llegada masiva de productos de importación al encontrarse en el circuito comercial establecido entre el levante peninsular, las islas y el norte de África y con los asentamientos púnicos de Ibiza y Cartago como principales focos de este comercio.

LA ÉPOCA ROMANA

epoca romana

Las Baleares son conquistadas por Cecilio Metelo en el año 123 a.C., integrándolas al área de dominio de la República romana. Esto dará lugar a la progresiva aculturación de la población indígena, la cual irá adoptando como propias las costumbres y los modos de vida de Roma. Los primeros asentamientos romanos son pequeños emplazamientos costeros de carácter militar que se convierten en núcleos de población romana y en los focos de irradiación de la romanización hacia el resto del territorio insular. Las fuentes clásicas se refieren a tres núcleos urbanos romanos: Iamo (Ciutadella), Mago (Maó) y Sanicera (Sanitja).

El Alto Imperio romano significará la plena romanización del orbe romano y la organización administrativa de su territorio. Las Baleares se integran a la provincia de la Hispania Citerior primero, a la Tarraconense después y finalmente son provincia romana propia. En el año 74 d.C., Iamo y Mago son declarados municipio por el edicto de Latinidad de Vespasiano, hecho que implica la concesión del derecho de ciudadanía romana a sus habitantes, lo que es el reflejo del elevado grado de romanización alcanzado por los menorquines en ese momento.

Con la división del Imperio en el siglo IV, la posterior caída de Roma y la consecuente desintegración del Imperio Romano de Occidente, las islas quedan vinculadas al de Oriente. Después de un breve periodo de ocupación vándala, las Baleares se integran al Imperio Bizantino. La Carta Encíclica de Severo, obispo de Menorca a principios del siglo V, nos constata que en el Bajo Imperio la isla es plenamente cristiana y que cuenta con diócesis propia.

LA ÉPOCA ISLÁMICA

epoca islamica

En el siglo X Menorca es anexionada a los territorios de al-Ándalus y se inicia un intenso proceso de islamización de su entonces escasa población. Durante este período Ciutadella, la Madina Manurqa o Madina al-Jazira, es el único centro urbano de importancia y el lugar de residencia de las autoridades insulares. Su proximidad a la isla vecina de Mallorca y su pequeño puerto, suficientemente capaz para las embarcaciones de la época, favorecen su desarrollo.

En el siglo XI las Baleares pasan a depender del reino taifa de Dénia, convirtiéndose después en reino taifa independiente. A finales de este siglo, se incorporan a los territorios ocupados por la tribu bereber de los almorávides, y después por la de los almohades. Después de la conquista de Mallorca de Jaime I en el año 1229, Menorca permanece autónoma durante más de medio siglo, y prospera económica y, en especial, culturalmente durante el gobierno de Said Ibn Hakam, al convertirse la isla en refugio de muchos exiliados andalusíes que huyen de sus tierras invadidas por los reyes cristianos.

LA EDAD MEDIA

edad media

En 1287 el rey Alfonso III incorpora la isla a la Corona de Aragón y, tras su muerte y durante un breve periodo de tiempo, formará parte del Reino de Mallorca. La conquista de Alfonso el Liberal implicará la destrucción de la sociedad musulmana menorquina y su sustitución por otra etnia, cultura y religión diferentes: es la incorporación de la isla al mundo cristiano occidental y el punto de partida del actual pueblo de Menorca.

Ciutadella es nombrada capital de la isla, y en ella se establece el poder político y religioso, presidido por la Universidad General de Menorca, constituida por representantes de todos los estamentos sociales. El rey ordena la construcción de las murallas de los núcleos de Ciutadella y Maó, y la construcción de la iglesia de Santa María, la actual Catedral de Menorca, en el mismo lugar donde se emplaza la mezquita mayor de la medina islámica.

La conquista comporta también el reparto de tierras y una nueva estructura de la propiedad. En el ámbito rural la población reside en explotaciones agropecuarias cuyos propietarios son los campesinos enfiteutas, que pagan un censo anual al Real Patrimonio reservándose el rey el dominio directo de la tierra; y, en el caso de las caballerías, los caballeros, que reciben tierras de pleno dominio a cambio de mantener un caballo armado para atender la defensa de la isla en caso necesario. Éstos últimos serán, en parte, el germen de la pequeña nobleza local que irá configurándose a lo largo de los siglos posteriores.

MENORCA HACIA LA ÉPOCA MODERNA (siglos XV-XVII)

epoca moderna

Con la unión dinástica de las coronas de Castilla y Aragón se ponen las bases de un nuevo estado, con un ejercito, una diplomacia y una administración comunes. Con Carlos I se inaugura la dinastía de los Habsburgo, que reina entre los siglos XVI y XVIII, un periodo que se caracteriza por la transformación de las viejas estructuras medievales y por el surgimiento del Renacimiento primero, y del Barroco después.

La recuperación de finales del siglo XV y principios del XVI, se ve truncada con las incesantes incursiones de escuadras otomanas a la isla, que culminan en 1535 con el saqueo de Maó al mando de Barbarroja, y en 1558 con el de Ciutadella con Pialí Baixá al frente. Tras ello se inicia un largo proceso de reconstrucción y recuperación económica; se reconstruyen murallas y se levantan y reforman conventos e iglesias.

En este periodo se producen importantes cambios sociales y del sistema de propiedad del suelo. La sociedad queda polarizada en unas pocas familias terratenientes, ennoblecidas a los largo del siglo XVII con la adquisición de títulos de caballero. La crisis ha acelerado el traspaso de las tierras de los campesinos enfiteutas a los señores absentistas, que reúnen grandes patrimonios y consolidan su nuevo estatus construyendo las más grandes casas que dan a Ciutadella la monumentalidad que hoy la caracteriza. Paralelamente, Ciutadella irá perdiendo su hegemonía política y económica en favor de Maó.

EL SIGLO XVIII

El cambio de la dinastía real de los Habsburgo a los Borbones será el detonante de la Guerra de Sucesión, en la que Menorca se ve plenamente inmersa al convertirse en punto de mira de las principales potencias marítimas de la época por su estratégica situación en el centro del Mediterráneo occidental. El interés de Menorca radica en su excelente puerto, Maó, y en la fortificación para su defensa, el castillo de San Felipe.

Así, el siglo XVIII se caracteriza por los continuados cambios de dominio por parte de las diferentes potencias europeas del momento: un primer dominio británico (1713-1756), un dominio francés (1756-1763), un segundo dominio británico (1763-1782), un dominio español (1782-1789) y un tercer dominio británico (1789-1802). Con el Tratado de Amiens, de 1802, la corona española recupera definitivamente Menorca y las reformas institucionales llevadas a termino en los diferentes dominios extranjeros de la isla quedan sin efecto.

Por otra parte, será durante la dominación española del siglo XVIII cuando la corona opta por establecer el gobierno civil y militar de la isla en Maó, y compensar a Ciutadella, la antigua capital, con la restauración de la diócesis de Menorca designándola sede diocesana

MENORCA CONTEMPORÁNEA

menorca contemporanea

El siglo XIX significa la desaparición del antiguo régimen y el inicio de la época contemporánea. A principios de siglo, el puerto de Maó se convierte en base naval de las escuadras españolas y británicas. La importante actividad naviera y mercantil que allí tiene lugar, y el apoyo de una burguesía creciente, propician un liberalismo emergente en una sociedad mayoritariamente conservadora. En esta coyuntura, Menorca vive una fuerte crisis que provoca una importante oleada migratoria a Argelia.

La situación cambia a partir de la segunda mitad del siglo XIX, momento en que el sector manufacturero local se industrializa lentamente, llevando parejo una progresiva transformación social, política y económica: se consolida una clase burguesa e industrial, que se disputa el protagonismo social y político con la nobleza terrateniente, y una clase obrera que cada vez adquiere mayor protagonismo.

Tras el paréntesis de la Guerra y la posguerra, la industria del calzado vive una época de relanzamiento a partir de la década de 1950, la cual funcionará a pleno rendimiento, junto con el sector de la bisutería durante las dos décadas siguientes, en detrimento del sector agrario y la introducción, tímida aunque progresiva, del turismo. A partir de la década de 1980 el turismo se convierte en la principal actividad económica de la isla.

El principal reto frente al que nos encontramos hoy los menorquines es el de saber conjugar tradición con modernidad, conservación del patrimonio natural y cultural con progreso y bienestar económico. Del rumbo que decidamos tomar hoy dependerá la calidad de vida de las generaciones que nos sucedan.

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